jueves, 23 de octubre de 2008

Magaly Medina sentenciada

Hace poco más de una semana que sucedió algo que remeció a todo el país como pocas cosas lo han hecho: la periodista de espectáculos Magaly Medina perdía un juicio y era sentenciada a 5 meses de cárcel.

Ella perdió la demanda que el futbolista Paolo Guerrero le entabló por difamación. Ella publicó una foto supuestamente tomada a las 2.07 de la madrugada en la que se le ve a él con una señorita paseando en la calle un día antes de un partido de la Selección Peruana, noticia con la que destruyó la reputación del futbolista y le hizo perder contratos millonarios. Él la demandó afirmando que la foto fue tomada a las 8 de la noche y no quebró ninguna regla, y la demandó con pruebas contundentes de que la foto fue tomada a las 8 de la noche. Ella no pudo demostrar su supuesta revelación y por eso perdió el juicio por difamación.

Esta noticia sorprendió a todos por lo siguiente:
- Hace décadas que no se sentenciaba así a un periodista por difamar.
- Magaly ha perdido muchos juicios antes y nunca se le dictó prisión efectiva.
- Ella es la persona más poderosa de la TV peruana.

Y, como suele pasar, el Perú se dividió. Por un lado los que defienden a Magaly y por el otro los que apoyan la sentencia de cárcel. Si a alguien le interesa la opinión de este minúsculo blogger ahora la conocerán.

El tema es realmente amplio, y trataré de sintetizarlo. El río que surca mi pensamiento sobre esto es la obra de Medina en la televisión: los frutos que ha dado en su trabajo. Y pienso que esos frutos son nefastos: ella convirtió la vida privada de las personas en un programa de TV. Y lo hizo orgullosa. Nos convirtió a todos en morbosos espectadores de la intimidad ajena. Nos hizo una sociedad ávida de ampays -término que su programa oficializó en nuestro idioma-. Metió nuestros ojos adonde nunca debieron llegar: los íntimos y privados errores ajenos. No nos importaba que rompiera hogares o hiriese afectos infantiles, solo nos importaba descubrir a los artistas malos (infieles, ebrios, lo que sea). El chisme se institucionalizó en el Perú.

¿Qué nos puede dar derecho a escarbar en esos errores? ¿Qué nos autoriza a difundirlos a todo el mundo? Que sean personas "públicas" no nos da derecho a dejarlos sin vida privada, personal. Y si en esa intimidad cometen errore, pues son de ellos, no de nuestro interés. Magaly no piensa así. Ella sostiene que esa basura debe mostrarse y así lo ha hecho durante años. Ganando cientos de miles de dólares, claro está.

Y una excusa para hacerlo es el bendito rating. Dice ella: «si da rating es bueno, quiere decir que a la gente le gusta». ¿Y si a la gente le gusta ver a los políticos defecar en sus baños hay que hacer un programa dedicado a ello? ¿Si a la gente le gusta ver a hombres golpeando a niños y mujeres habrá que crear un programa dedicado a ello en el prime time? ¡Claro que no! No todo lo que nos gusta es bueno. Y lo gracioso es que este argumento lo utilizó Medina para destruir a Augusto Ferrando hace años, y ahora ella vive aquello que le criticó a Don Augusto.
Los defensores de la Medina quieren hacerla ver como la mártir de la la libertad de prensa o como la patriota enemiga de los futbolistas nocturnos.

Yo aplaudo la sentencia contra ella esperanzado en que los valores morales están arraigados en esta tierra porque:

1. Sí es justa su pena: cometió un delito y los delitos se pagan. La cárcel efectiva por difamación está contemplada en el Código Penal q ayuda a regir nuestra convivencia civilizada.
2. No es ningún ataque a la libertad de prensa ni de expresión. Por el contrario, es una enseñanza a los medios de q para informar hay q ser responsables. Yo prefiero una prensa responsable q una irresponsable. No se está cuestionando la libertad de informar sino q se está recordando q la información necesita ir de la mano con la verdad.
3. No es una cortina de humo. ¡Qué decepcionante ver a congresistas de la República perder el tiempo buscando 5 pies a un gato! Es una coincidencia de fechas, nada más.
4. La supuesta víctima es una soberbia de primera. Se le derrama por los poros su supuesta superioridad. Pero como no es dueña de la verdad su soberbia tiene q derretirse ante el Sol q es la verdad y lo bueno. Ella tiene un estilo de vida dirigido por el poder q le da el rating, es bueno y necesario q se tope con un golpe duro para q revise su vida y el daño q alegremente le hace a personas y familias –y con ello a un país- por ganar rating y dinero. Es triste q personas vivan de las desgracias ajenas. Ella vive de eso.
5. “Deben meter presos a los asesinos, ladrones y violadores, no a los periodistas”, se ha escuchado mucho. ¡Claro que sí! Todos ellos deben pagar sus delitos. Pero los periodistas que difaman y no se retractan también son –pese a quien le pese- delincuentes que deben ser sancionados. Si no viviríamos en un sistema legal que solo castigaría a los más malos, y a los que son “menos malos” se les dejaría libres para que sigan perfeccionando su maldad.
6. A ella se le advirtió q lo suyo no es bueno. El lunes Cecilia Valenzuela transmitió la entrevista q le hiciera 10 años atrás en la q le advertía a la Medina q su periodismo era nocivo y q ejercer el periodismo requiere tener límites éticos. Ni eso ni nada hicieron q la farandulera reflexione y aproveche su trabajo para enseñar en vez de destruir. ¡Qué bajo podemos caer los seres humanos!
7. Paolo Guerrero le ha dado un mensaje clarísimo: si ella se retracta él retira la denuncia. Un ser humano sensato aprovecharía esa benevolencia para salvarse y para demostrar q dentro de sí tiene humildad. Pero los soberbios no aprovechan esas oportunidades. A llorar al río entonces.
8. Esto debe ser un llamado de atención a toda la sociedad: ¿qué valores vivimos? ¿Cómo queremos q sea este país? ¿Qué está bien y qué está mal? Espero q en medio de este revuelo quede claro q lo q Medina hacía era destructivo para cualquier sociedad.
9. La Medina debe aprovechar el encierro para pensar. Pensar mucho. Si es inteligente sabrá conversar consigo misma y salir convertida en un ser más humano.

Lo dejo ahí por ahora.

Invito a todos los lectores (que ya deben ser algo de 3 ó 4 personas) a que dejen su opinión. ¿Gracias?
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Un aporte buenísimo: el periodista Humberto "Beto" Ortiz publicó una carta dirigida a Magaly que resume lo que muchos le diríamos a tan equivocada periodista. Yo discrepo muchísimo con Ortiz en temas grandes y serios, pero en esta oportunidad y en este tema concuerdo plenamente con él. Además, es un gran exponente del buen escribir. Ahí va pues su Carta Abierta.

ESTIMADA ENEMIGA
Carta abierta para una estrella que tocó tierra

Magaly :

Tu desgracia nos dio el rating más alto de toda nuestra historia: quince puntos. Para ti, que estás tan acostumbrada a las grandes cifras seguramente sonará a poquita cosa pero para nosotros constituye una modesta victoria. ¿Quince puntos a la medianoche? Olvídate. Motivo suficiente para salir a chupar hasta morir a algún lugar muy público, libres ya de ese miedo pueblerino a que algún agazapado camarógrafo tuyo nos ampaye para que luego tú nos condenes sin piedad al paredón. Libres de delirios de persecución. Libres de lunas polarizadas, libres de sobresaltos, libres de paranoias…pero mejor dejemos de estar hablando tanto de la libertad.


Tu desgracia –fíjate qué ironía- fue lo mejor que le pudo haber pasado a nuestro programa. ¿Te has puesto a pensar en qué salvajes son las extrañas reglas que gobiernan nuestra existencia televisiva? Tu vergüenza, tu humillación pública, tu calvario fueron para nosotros un vigoroso reconstituyente, un cóctel vitamínico, una auténtica inyección de vitalidad: catapultaron las cifras de nuestra sintonía hasta picos de 30 puntos en el sector AB que, como bien sabes, es el público que más le interesa a los anunciantes porque es el que compra más, porque es el que más tiene. No serías el personaje más poderoso de la tele sin él.

La gente que –desde hace 11 años- te sigue fielmente, noche tras noche, puedes apostarlo, fue la misma gente que nos sintonizó, la que asistió al desmenuce detallado de tu inexorable desbarrancamiento: tu sólido AB, por supuesto, tu público devoto –para no decir cautivo que sonaría a mofa- esa misma hinchada tuya que a las 11 de la noche corrió esta vez a abarrotar nuestras tribunas y no pareció condolerse demasiado de que ahora la indefensa y temblorosa cristiana a la que tocaba el turno de ser el bocado de las fieras fueras tú. Sonará un poquito ruin pero tú sabes que es la verdad, la verdacita pura y dura: tu tragedia vende, Magaly. Y vende que da miedo, como pan caliente, Aquella noche, tu personal infierno se convirtió en la mejor alternativa de entretenimiento para miles de familias peruanas. Pero no me malentiendas. No es nada personal. La farándula es así. Tú y yo somos periodistas y nos entendemos. Así es nuestro trabajo y tú lo sabes. Así es Chollywood. Tú eres una persona pública. Y ya se sabe que todo, absolutamente todo lo que le pase a las personas públicas es noticia. No sabemos hacer otra cosa: nos limitamos a mostrarle al público la realidad, por más triste o cruda u horrenda que parezca, nos limitamos a hablarle con pruebas, con testimonios, con i-má-ge-nes. Y si no les gusta lo que ven pues… son todos libres de usar el poder del control remoto, ¿no es verdad?

Pero nadie cambió de canal para no verte llorar. Todos te vimos. Nadie hizo zapping mientras, con un abismo creciéndote en el pecho y las manos crispadas, cruelmente esposadas, intentabas disimular la inminencia del llanto camino de esa ominosa soledad que apenas te abría sus pesadas puertas. Nadie cambió de canal en señal de compasión o solidaridad contigo. Al contrario, al verte así se quedaron todos fascinados, hechizados, alelados, pegados, recontra pegados, cual si se tratara de la escena cumbre de la mejor telenovela brasileña. Tus lágrimas fueron del más completo agrado de nuestra exigente audiencia. Tu desesperación fue su solaz, su éxtasis, su vacilón. ¿Suena monstruoso? Son gajes del oficio, colega. Yo no inventé las reglas. Es así como funciona este negocio: bien lo dice la inmortal sentencia de Santa Mónica Adaro: Business son business, remember?

Tu pesadilla ha terminado convirtiéndose en el escandalete del año. Tu dolor y el de tu familia son hoy el chismecito de moda, el temita obligado de todas las sobremesas, de todas las tertulias de café, eres la comidilla favorita de la temporada. Tu encierro vende montañas de periódicos, genera jugosos dividendos para todos, hace –en suma- mucho bien. Tanto que hasta nos ha hecho desear en secreto, culposamente, que tu martirio se prolongue muchas semanas, muchos meses. Que dure hasta que la gente se aburra y bostece y se canse de la monotonía de verte desangrándote al infinito y nos exija una nueva víctima en su menú. No nos odies si, en secreto, deseamos que tu pena dure, por lo menos, hasta que el canal nos renueve el contrato por un año más. Si –con tu ayuda- las cifras de audiencia siguen así, quizá hasta nos ligue un buen aumento.

Bueno, basta. Ya estuvo suave. A estas alturas ya te habrás dado perfecta cuenta de lo que te estoy tratando de decir: no celebré tu crucifixión como tú alguna vez celebraste la mía en medio de globos, pica-pica y serpentinas, No me reí a carcajadas. No di de brincos. No propuse un brindis. No bailé el tao-tao. No aplaudí. Pero para serte absolutamente franco, tampoco me eché a llorar ovillado -como un feto en un rincón- como sí recuerdo haberlo hecho las innumerables veces en que complaciste tu ego a fuerza de hacerme mierda ante todo el país y de exigir para mí, golpeando la mesa, muchísimos años de cárcel. Y así como siempre supiste que Paolo Guerrero no se amaneció juergueándose, que Déborah de Souza no era una vil estafadora, que Claudia Cisneros jamás destruyó ningún hogar, que César Ritter se defendió porque ordenaste que lo provocaran adrede, que Pietro Sibille no acuchilló a su vecino ni vendió nunca pasta básica, que a Yesabella la sembraste con Lalito Arancibia, el fumón de la cuadra de Ney en Salamanca al que luego tuviste que esconder de la prensa en Puerto Palmeras y que la famosa trampa del Tenchy Ugaz llegó hasta Trujillo con pasaje pagado por ustedes, llevada de la manito por tus fieles chacales….así como, en el fondo de tu improbable corazón sabes todo eso, sabías perfectamente que estabas mintiendo cuando tu boquita letal me acusaba de ser una amenaza para los niños. Sabías –porque eras mi amiga- que no soy violador ni depravado sino apenas gay.

Y lo sabías porque yo mismo te lo había contado. Porque eras mi amiga y yo te lo había confiado décadas atrás como lo hice siempre con mis amigos. Sabías que yo había decidido que mi madre –enferma, además- no lo supiera, porque temía que nunca lo iba a comprender y quería ahorrarle ese sufrimiento inútil que tú –no sé con qué derecho- decidiste infligirle tergiversándolo todo, ensuciándolo del modo más infame, agravándolo al máximo, elevando su aturdimiento y su confusión a la millonésima potencia. Ahora que mi mamá ya murió, (y yo deseo que eso no te ocurra estando lejos de su lado como hoy estás), no esperarás que te lo agradezca: me sacaste del closet a patadas para arrojarme de cabeza al desagüe. ¿Sabes cuánto tarda uno en sacarse esa mugre de encima? ¿Cuánto hay que esperar para que ese olor –y ese dolor- se disipen y puedas volver a salir a la calle sin que la gente te escupa por algo que nunca hiciste? ¿Sabes cuánto hay que esperar para poder volver a vivir en paz? No lo sabes. Te lo cuento: Años, décadas, una vida y, a veces, más. La vida entera a veces no alcanza para curarse, para pararse, para limpiar lo que a ti te toma un par de minutos enmierdar.

Un consejo: no trates de convertirte en un símbolo de la libertad de prensa porque sabes, de sobra, que no lo eres. Eres el símbolo de muchas otras cosas, pero de eso no. Nadie te está amordazando ni censurando, nadie te está usando de cortina de humo ni hay ninguna mano negra detrás de tu caso como tratan de hacerte creer tus ayayeros solitarios: esos tragicómicos figurettis que ahora salen a defenderte con una pasión tan genuina como la que anima a ese par de náufragos fujimoristas, tan amiguitos de tu Nakasaki o a esa lamentable portátil barraconera y tebeciana que te lanza porras por cinco luquitas para tener con qué fumar. ¿Quiénes son tus amigos ahora? ¿Alex Otiniano, Monique Pardo, Lúcar, Pajarito? Abre los ojos. ¿Tu amigo Bayly ha declarado a tu favor?, ¿tu amigo Hildebrandt?, ¿Quién recolecta firmas de intelectuales notables para exigir tu liberación? ¿Dónde está la fila de los líderes de opinión dispuestos a poner por ti las manos al fuego? A tu canal no le importas tú, le importa la plata que le generas, ¿o acaso no leíste la carta que le mandaron a la jueza aclarando que no pagarán la reparación civil porque "no tienen ninguna relación laboral contigo"? Estás solita, Magaly. Sola con tu alma. Fíjate qué extraordinaria oportunidad: aprovecha ahora que has vuelto a ser una NN entre las reas para zambullirte hacia adentro y ponerte a buscar y, quién sabe, reencontrarte con la que antes fuiste, la que creíste haber perdido para siempre en medio de tanto psiquiatra, tanto Louis Vuitton, tanta alhaja y tanta cirugía.

No te creas el cuento de que –como tan legendariamente declaraste a la radio al salir del juzgado- estás «pagando el alto precio de decir la verdad en el Perú». Juaaaat? Estás pagando el alto precio de no decirla y lo sabes. Saltaste muy alto, tigresa. Calculaste mal. Te alucinaste más bacán de lo que eras y cagaste. Nada más. Y ahora estás pagando la misma factura que a mí me tomó cuatro largos años pagar: la factura de la crueldad que –créeme- es la factura más cara de todas. Cancélala, Magaly. Depón tu soberbia. Apágate un poquito. Ya no te envalentones. No te achores, no guerrees: ya perdiste. Aquiétate. Serénate. Cómete tu cana, mamá. Calladita. Suavecita. Caballera. Toca fondo sin roche. Sin temor al qué dirán. Nada demasiado malo te ha de pasar. Y si una noche, durmiendo en el piso de tu celda, sueñas con Dios pídele que bendiga tu soledad. Antes de lo que nadie se imagina, saldrás libre y tu hijo y tu vieja estarán esperándote con flores en la puerta. Entonces entenderás que fuera de eso, no tienes nada. Y volverás cambiada, renacida, mejorada y seguro que –habiendo vivido todo lo que aún te falta por vivir- escribirás tu best-seller y tendrás más éxito que nunca. Pero esta vez te lo pensarás dos veces antes de volver a esparcir más mentira, más odio y más dolor en este pobre país que ya tiene demasiado.


Ya no llores, Magaly. Resiste.

Beto Ortiz




lunes, 13 de octubre de 2008

Lo peor: lo que más me molesta

A ver ... ¿qué cosas me molestan más?
Sin orden de desagrado, estas son algunas:
1. El claxon sin razón. En general todos los ruidos innecesarios.
2. Los Nextel a todo volumen. Tanto su pitido como el ruido del interlocutor a todo volumen. Como si fuese muy difícil bajarle el volumen al aparatito.
3. Los frescos q estacionan su carro sin importarles si obstruyen a otro carro o a los peatones.
4. La amnesia política de los peruanos.
5. Los que hablan por celular gritando. El micrófono del teléfono está a 5 cm. de la boca y algunos se desgañitan gritando.
6. El calor de verano.
7. Las películas extranjeras traducidas al español. La traducción es mala y le mutila al actor su talento interpretativo. Para eso están los subtítulos q, sin ser perfectos, son mejores.
8. Las malas traducciones de los títulos de las películas extranjeras. ¿Cómo terminó Ocean's Eleven convertida en La Gran Estafa?

9. Los titulares de los periódicos chicha. Y todo el contenido.
10. El spam telefónico. Me refiero a los recontra espesos de los bancos que te llaman al celular y te envían SMS para q te afilies a sus tarjetas de crédito.
11. La actitud de los futbolistas de reclamar al árbitro con gritos. ¿Acaso los árbitros pueden cambiar sus decisiones? ¿Acaso no son ellos la máxima autoridad? En el poco fútbol europeo q he visto no hay tales reclamos absurdos.
12. El olluquito con charqui y el trigo.
13. Estornudar.
14. El tráfico limeño.

En otro post pondré lo q más me gusta.

Y por favor, opinen ...